Walton Beltrán Uyevic
El envejecido secretario acostumbraba a caminar todos los días, a la misma hora, por esta misma calle. Su figura enfundada en un estropeado traje azul formaba parte integrada del paisaje.
No falló en 14 años, cada día laboral, allí estaba su lenta y abnegada caminata, pero algo ha pasado hoy. El secretario no ha aparecido y yo me quedo petrificado en mitad de la cuadra, porque todo huele a muerte.
Se ha corrompido la certera secuencia del orden y me pregunto: ¿ha muerto el secretario o el muerto soy yo que ahora, invisible, camino por esta misma calle vacía, a través del mismo paisaje, pero en otra dimensión…?
FIN
El envejecido secretario acostumbraba a caminar todos los días, a la misma hora, por esta misma calle. Su figura enfundada en un estropeado traje azul formaba parte integrada del paisaje.
No falló en 14 años, cada día laboral, allí estaba su lenta y abnegada caminata, pero algo ha pasado hoy. El secretario no ha aparecido y yo me quedo petrificado en mitad de la cuadra, porque todo huele a muerte.
Se ha corrompido la certera secuencia del orden y me pregunto: ¿ha muerto el secretario o el muerto soy yo que ahora, invisible, camino por esta misma calle vacía, a través del mismo paisaje, pero en otra dimensión…?
FIN
1 comentario:
la ruptura de la rutina es un caos en un mundo mecanizado como el nuestro
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