jueves, 8 de septiembre de 2011

Escribir

W. B. U.

Lo hago para curar la llaga abierta,
para aplacar el dolor infinito
que es este dolor, igual a cualquier dolor,
igual al dolor de cada uno.
Lo hago para enfrentar la agonía cotidiana
que se asoma por las ventanas del silencio
con las primeras luces y los primeros gritos.
Lo hago por rebeldía,
para reírme un rato en el rostro del daño,
atreviéndome, vengándome, desgarrándome,
para desterrar el llanto,
para apaciguar el dolor con la palabra
y ovillarlo como un gato friolento y empapado.
Lo hago para curarme de todo,
para saldar las cuentas con el miedo atroz
de lo que sucederá cuando ya no esté.
Lo hago para conjurar,
para decretar con la palabra
aquellas realidades que son esquivas.
Lo hago para no mentirme
y poder decir que me duele,
a pesar de que este dolor ya aprendió el modo
de dormirse la siesta bajo un árbol
y, a veces, se queda dormido por algunas horas.
Lo hago para honrar también esta carne lastimada,
para reconocer que respiro a borbotones,
incluso a bocanadas,
aunque los pulmones nunca se llenan satisfactoriamente.
Lo hago para atragantar el alarido
que quiere escaparse y delatarme en medio de esta noche larga.
Lo hago, preso de la fiebre,
para poder beber el agua ponzoñosa del único charco
y seguir caminando, lastimado y sediento,
por el territorio del miedo...
Lo hago, ansioso, con desespero,
solamente para seguir vivo...