domingo, 30 de enero de 2011

Tardes paseanderas











W. B. U.



El territorio de mi infancia
sabe a calafates agrios de Río Seco,
frutillas y translúcidas grosellas.
Sus sabores pálidos, verdes y espinudos
se clavaron en mi recuerdo
que tiene el sabor de tardes enteras
silbando con el viento,
corriendo tras una hoja seca.

Entonces, como ahora,
la felicidad no era gratuita ni eterna,
porque la ida fácil me hacía volar,
pero después la vuelta
la pagaba con un retorno lento.
El viento helado golpeaba mi cara,
atorando mi garganta a borbotones,
llenando mis ojos de lágrimas,
haciendo saltar mis mocos
mientras esperaba la caricia materna.

El territorio azul de mi infancia,
infinito de risas y luminoso de sueños,
lo caminaba en potreros asolados por la escarcha,
ansioso, siempre ha sido esa mi historia
y de la mano de mi abuela,
íbamos volteando bostas para descubrir debajo
el ambarino y sonriente sol de la achicoria.

En Barranco Amarillo
las tardes no eran jornadas de pesca
sino mariscar era el propósito
bajo la atenta mirada de la sabia chilota,
mi abuela,
cuando el Estrecho retrocedía
y como una mujer coqueta
se levantaba la falda mostrando los secretos de sus piernas.

Bancos de choritos, caracoles, mauchos y navajuelas
entre latones oxidados y alguna extraviada rueda
eran las mejores aventuras de mis tardes paseanderas.

Recuerdo la fuente de hierro
saliendo del horno de la casa vieja
con su cargamento de saladas y doradas lenguas,
y un olor a mar, que inundaba toda la pieza.

Mientras comía cientos de mariscos
escuchaba las entretenidas historias de mi abuela…

Hoy estoy tan lejos,
el territorio de mi infancia
no es más que una tímida escena
que se niega a morir en este corazón
de melancolía y de pena…

sábado, 8 de enero de 2011

Tu testigo









W. B. U.



Soy yo el que te ha visto crecer,
avanzar, respirar, parir,
hacer y dejar de hacer tantas cosas.

Contigo de la mano
he visto caminar veintinueve primaveras,
como hormigas del tiempo,
desde el balcón privilegiado de los años…

Y sigo siendo testigo de cada cosa que haces,
tus miedos los he resistido,
regalándote mis caricias,
enfrentándote a tus sombras,
iluminándolas.

Tu congruencia la he celebrado
como a un totem,
porque siempre me tranquiliza
saber que estarás allí,
en el límite exacto de mis necesidades.

Tus sueños alabo, tu respeto, tu solidez…

Porque te he presenciado desde mi silencio,
como un testigo mudo rubrico tu camino:
un hijo que es un ángel,
profesional competente,
fiel compañera,
amiga inseparable.

Porque te he amado he sido tu testigo,
espectador de cada cosa que has hecho,
hasta tus rutinas las declaro importantes.
Te he sacado de más de un pozo oscuro
y he trocado tu llanto en risa,
para que podamos seguir viendo
las primaveras que nos queden,
como hormigas del tiempo,
sucediéndose unas tras otras,
mientras las vemos,
desde el balcón privilegiado de los años,
tomados de la mano...

jueves, 6 de enero de 2011

Ni siquiera te vistas...









W. B. U.



No engalanes tu sangre de plumas,
ni colmes de luz escotes y portaligas,
no es necesario maquillaje,
ni músicas, ni luces, ni sombras,
porque tu risa,
sólo tu risa
desborda el río agreste de mis ansias.

No toques siquiera el brillo de tus ojos,
ni la pasión de tus palabras decores,
son suficientes así
con el sabor exacto
de tu deseo contenido
y mi voz azul
traducida en caricias mudas.

Ni siquiera te vistas,
que el mejor ajuar es tu piel y tu sombra.
Entra solamente por esa puerta,
tras la cual te espero.
Ansío verte como callas,
como sonríes,
como acechas y te ofreces,
para brindarte yo
mis arrebatos…

miércoles, 5 de enero de 2011

Tus bolsillos llenos...






W. B. U.

¿Dónde vas guardando los besos que no me das?
¿En qué oscuros bolsillos los ocultas?
¿Están muy llenos, ya?
¿Dónde guardas las caricias, los mordiscos,
cada uno de los placeres atrasados?
¿Dónde ocultas los deseos atormentados,
las ansias y el frío,
la sed y el hambre de mi piel?

Mujer, deja ya ese desvarío,
ese celo perturbado que te vuelve loca.
Huye de esos fantasmas que te enferman,
porque, al final de todo,
cuando quieres, cuando lo deseas,
te sorprende la fiebre, te traicionas,
caminas los pasos que no querías
y te niegas,
mientras la vida,
allá afuera,
te está esperando…