sábado, 18 de febrero de 2012

Cuelgo mis heridas como medallas


















Cuelgo mis heridas como medallas,
en esta piel que se va resquebrajando
y en este camino no me van quedando,
más que estos trágicos dolores canallas.

Con ellos aprendo a vivir cada segundo,
como vienen los golpes voy resistiendo
a veces, pareciera que estoy pereciendo
pero mi corazón surge siempre, furibundo.

Cuántas veces he presentido mi muerte
y no es porque tenga sangre de horchata
sino sólo por saborear mi maldita suerte.

Pero continúo caminando con corbata
porque sólo te hace un poco más fuerte
aquel dolor horrendo que no te mata.