lunes, 10 de marzo de 2008

El Ejecutivo









W. B. U.




Después de un largo período de tensión vivido en la reunión de directorio, Javier, el exigente e implacable gerente general de la división de telecomunicaciones, decidió subir a la azotea del edificio corporativo. Sabía que allí la vista era imponente y la brisa podía darle de lleno en su rostro entrenado para no expresar la más mínima muestra de duda. Acostumbraba a refugiarse allí para aclarar sus ideas.

Ya no importaba la humillación sufrida minutos atrás, ni el sabor del fracaso experimentado y exhibido, sin compasión, por las frías cifras que proyectó, sobre el telón, el abogado de la junta contralora.

Nada importaba. Mucho menos ahora que estaba experimentando el sabor salobre de la brisa que le acariciaba el rostro y que, a borbotones, pretendía ingresar por sus fosas nasales y boca abierta que comenzaba a proferir una esquizofrénica carcajada. Javier sólo sabía que debía disfrutar la felicidad de esa brisa tan sólo durante una pequeña fracción de segundos, porque el pavimento se acercaba a una velocidad vertiginosa.


FIN

1 comentario:

yinter dijo...

exelente, siento que deneuvo lograste ese asombro al encontrar un final inesperado para el desarrollo de tus cuentos... pero en esta ocación la imagen te traicionó y expuso el final haciéndolo evidente...
aún así no creo que lo debas cambiar, por que despues de todo dejaste ese sabor satisfactorio, y para hacer eso es necesario ser un genio

felicitaciones por tu trabajo, y recuerda que personas como tú merecen mucho

un abrazo