jueves, 20 de marzo de 2008

El recuerdo empecinado



W. B. U.

El miedo era mucho y ella temía perder todo por lo que había luchado tanto tiempo. Y es que cuando la pusieron entre la espada y la pared, prefirió la seguridad del hogar que había construido con esfuerzo, luchando contra inseguridades y aceptando miedos extraños.
Le pidieron que dejara de escribirme y ella aceptó, esperando que la vida pudiera cambiar su destino.
Ahora, tras meses de silencios, mientras ella espera que la vida le devuelva la oportunidad de hablarme, yo no dejo de recordarla, porque el olvido está ahí, agazapado, esperando a que me confíe.



FIN

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