martes, 24 de marzo de 2009

Oye












W. B. U.

-Oye…, soñé contigo…- se atrevió a musitar, con una voz que sonaba a excusa, cuando ella se puso de pie para tomar rumbo a casa. Es que, en verdad, la fiesta iba en franca decadencia.

Ella detuvo el movimiento de su cuerpo por una fracción de segundo. A él este gesto, casi imperceptible, le pareció absolutamente esperanzador…, pero ella ordenó su pelo con los dedos de su mano derecha y continuó avanzando, dándole a su vida la naturalidad de siempre.

FIN

2 comentarios:

tecla dijo...

Qué trite se debió quedar el soñador.
Ella se fué.
Los sueños del soñador se quedaron.
Eso, nadie se lo puede quitar.

tecla dijo...

Creía que te había comentado este texto.
Tengo muchas ganas de saber de ti.
Un abrazo.