domingo, 15 de marzo de 2009

Soneto VII, Del cambio que experimentó una mujer al ser acariciada


















W. B. U.




¿Qué te habrán hecho mis manos, Carita de Ángel,
para que buscaras guardar en tu piel mis caricias?
Quizás los susurros de mi boca eran albricias,
quizás las palabras que dijiste serán tu cárcel…

¿Qué te habrán hecho mis besos, amor de amores,
para que pensaras en no dedicar más tus labios
a expresar las palabras y pensamientos sabios
que llenan el jardín de mi alma con bellas flores?

Yo quería robarle un beso a esa boca
y quitarle a la mía el sabor de angustia
pero ya viste como mi beso te dejó loca

y esa locura recia dejó mi alma mustia
convirtiendo mi blando espíritu en la roca
que desde ahora rehúsa recibir tu ostia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los susurros de tus manos son mi aliento
Y tu boca fogonazo de polvora en mis labios
El dintel de mi puerta que se resquebraja
No puedo respirar
Silencio
Suena una flauta en un monte de retamas
Y mi vestido de crespón
ay
dónde se fué mi vestido de crespón.

Anónimo dijo...

Los susurros de tus manos son mi aliento
Y tu boca fogonazo de polvora en mis labios
El dintel de mi puerta que se resquebraja
No puedo respirar
Silencio
Suena una flauta en un monte de retamas
Y mi vestido de crespón
ay
dónde se fué mi vestido de crespón.