jueves, 13 de diciembre de 2007

El Hermano



W. B. U.

Cuando fue llevado ante Dios, para enfrentar el juicio, Caín recordó para sí las muchas ocasiones en que le dijo a su hermano que no fuera arrogante, ni mentiroso.
Recordó las oportunidades en que lo veía retozando bajo los árboles, comiendo por gula y engordando. Entonces le decía que la pereza era un pecado, pero nada parecía motivarlo a cambiar. Como respuestas sólo recibía burlas y desprecio.
Descortés, ambicioso y despiadado con las inocentes criaturas de la Creación, había visto la oportunidad de aprovecharse de ellas, traicionar a Dios para gobernar la Tierra como único señor. Quería que todos le rindieran pleitesía, incluso él y sus padres.
Por ello fue que comenzó la discusión y al no entrar en razones, Abel se encolerizó y se abalanzó en contra de su hermano para matarlo; sin embargo, acostumbrado a los rigores de la caza, con agilidad felina, Caín se hizo a un lado, movimiento que hizo perder el equilibrio a su hermano que terminó cayendo por el acantilado.
Contar que su muerte fue un accidente fue impensado por Caín, ya que tendría que poner en conocimiento de todos los graves antecedentes del hecho. En su corazón siempre había anidado la bondad, por lo que no permitiría que nadie, nunca, pudiera hacer mofa de la pequeñez y los defectos de su hermano.
Entonces respiró hondo y se atrevió a entregar una versión oficial, mintiendo por primera vez…

FIN

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