sábado, 25 de octubre de 2014

Dolorosa despedida























Nina se pintó de rojo el pelo
y tatuó dos secretos en su piel.
Ella también, para imitarla...

Nina lloró la pérdida de su abuelo
como su más quejosa nieta fiel.
Ella también, para acompañarla…

Nina subió al camposanto y en su pañuelo
sembró dolorosas lágrimas de miel.
Ella también, para no dejarla.

Nina, como todos, deseaba un consuelo,
el abrazo amante, la caricia, un silencio.
Ella quedó lejos, para no delatarla…

W.B.U.
161014

3 comentarios:

tecla dijo...

Qué otra cosa podría hacer Nina ante la muerte de su abuelo, sino teñirse el pelo de rojo como su propio dolor.
Los abuelos son para siempre y nos acompañan hasta el final de nuestras vidas.
Recordar a mi abuelo me hace muy feliz.

Gracias por estar aquí, Walton.

alp dijo...

Desde luego los abuelos son una figura esencial... Lo estoy comprobando ahira con mis hijos y mis padres.. Un saludo desde Murcia....

Recomenzar dijo...

tu blog me ha enternecido abrazo