sábado, 12 de junio de 2010

Sus ojos, señora



W. B. U.


No intente mentirme, señora,
es imposible,
sus ojos la delatan cuando calla
y me susurran sus ocultos duelos,
me hablan de sus temores callados,
señora,
porque sus ojos no mienten,
nunca han sabido entregar una verdad, por otra.
Me gritan sus ojos y me gritan también sus ansias.

No intente engañarme, señora
eso no le queda bien,
no intente ocultar que le duelen los celos,
que le lastima adivinarme pensado por otra…
Señora, no mienta,
mire que sus ojos la traicionan, la descubren
hasta en sus intenciones más secretas
y queda entregada como una flor…

Sus ojos revelan lo que siente,
señora,
sus ojos declaran su apetito,
la traicionan,
sus ojos la entregan a mis ganas.

Sus ojos, señora,
manifiestan,
gritan lo que usted quiere guardar.
Evidencian lo que usted trata de encubrir,
celosamente,
porque usted quiere eclipsar la evidencia.

Vamos, es hora de que confiese, señora,
lo que ya han confesado sus ojos,
que no soporta la idea
de verme amado.

Vamos, señora,
suelte de una vez,
las riendas de ese amor
que se muere por regalarme…

2 comentarios:

tecla dijo...

En alguna parte escondida del mundo hay alguien que muere de celos.
Y se está derritiendo de envidia ante estos versos tan marcados de ansias.
Claro que sí.

La pasión es más grande y más fuerte que los espacios siderales.

unsilencioquenocalla dijo...

pero,lamentablemente, también, a veces es mucho más pequeña que la sensatez y el atrevimiento...