domingo, 29 de junio de 2008

La Gaviota




W. B. U.

Amanecía, y el nuevo sol pintaba de oro las ondas de un mar tranquilo.

Chapoteaba un pesquero a un kilómetro de la costa y mientras la Bandada de la Comida se dejaba caer desordenadamente, en tropel en torno al pequeño barco, alejado y solitario, más allá del muelle y las playas, se encontraba Juan Salvador.

Momentos antes había caído, después de intentar detenerse en pleno vuelo a treinta metros de altura. Magullado y sucio, comprendió dolorosamente que dedicarse a comer y cumplir con el rol establecido naturalmente, es menos riesgoso y más cómodo que intentar ser diferente a los demás. Después de ello, expiró.


FIN



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