W. B. U.
Todo se solucionó para mi amiga cuando comenzó a mirarlas bien. A decir verdad, aquellas raquíticas que se paseaban por la pasarela se veían macilentas, a pesar del exceso de maquillaje y el efecto estratégico de las luces.
Se dio cuenta que no eran para nada comparables los 125 ml. de yogurt que consumían con bastante agua mineral a su plato de pastas servido siempre con abundante salsa de tomates con champiñones.
Entonces mi amiga y sus amigas se atrevieron a mirarse con desparpajo ante el espejo y decidieron comenzar a caminar por la vida, sintiéndose liberadas de la culpa que les habían obligado a sentir.
Cada una de ellas comenzó a caminar con mayor seguridad, bamboleando cada centímetro de su cuerpo y sintiéndose mucho más mujer.
FIN
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