(Dedicado a Socorro Melgarejo,
poeta española)
El universo delicado
de tus ojos
es la plácida puerta
a la que llego
somnoliento y
esquivo de andares,
noctámulo de caprichos
y miedos,
esparciendo versos
que se encienden
y que hierven a propósito,
sin tu permiso,
en el horno de tu
piel…
El tiempo ha
golpeado
siete veces siete
a la puerta de mi casa,
ya es hora de que
tú y yo
encontremos, otra
vez,
el reflejo nuestro
esculpido en la
curvatura luminosa
de nuestras
pupilas.
Es hora de que
volvamos
a sembrar el cielo
de estrellas,
de recoger yo, con
mi lengua inquieta,
el jugo azul de
los arándanos
que se escurren,
graciosos,
por la comisura de
tus labios.
Necesito colgar
otro verso
en el fuego níveo
de tu piel…
que nos llovamos
el uno contra el otro,
con las bocas
abiertas,
porque no importa
dónde surge y
acaba todo,
porque somos todo
Tierra
y todo Cielo
y ambos somos uno…
W.B.U.
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