¿Qué pretendes, ahora,
dime qué pretendes
ocultándote detrás de tus pecas
con ese aire de diva descuidada,
que siempre te ha sentado tan bien?
Fuiste una diosa,
una virgen corrompida
en el mármol blanco de tu desnudez,
y traicionando tu altivez,
te quedaste allí, absorta,
esperando a que te recorriera, entera,
esperando a que te explorara, lento,
para saciar el hambre de mis manos,
para saciar en tu bendita piel,
la sed de mis labios,
el apetito de mi lengua ansiosa,
que sólo atina a buscar en ti
el sabor de arándanos con miel…
1 comentario:
Me quedé absorta, me quedé sin habla, me quedé.....
¿Y qué?
Me quedé.
Yo sabía que buscabas la miel con arándanos. Esas cosas se saben.
Las palabras a veces estorban.
La miel y los arándanos están aquí junto a los licores más exquisitos y las dulces melopeas.
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