W. B. U.
He cambiado, ya no soy el mismo.
He muerto y he resucitado para ti.
Por eso hoy me gustaría amarte tiernamente
sin apuros,
rasgarte la piel con el pétalo de una rosa
como una lesbiana, que explora lento,
sin ansiedades,
para así sentir, por primera vez,
la esencia final de tu aroma,
que debe oler a madera dura y noble.
Déjame amarte de otra forma,
vaciémonos de obligaciones,
ansío amarte descontroladamente,
que sea lo que sea,
que nada sea una obligación,
qué más da...
quiero sentirme niño contigo,
jugar contigo,
permíteme finalmente hacer mío
este afán de caricias y silencios.
Dejemos a un lado la obligación del orgasmo,
y el patético deber de la reciprocidad
que lo enturbia y lo daña todo.
Superemos los límites ciegos,
los imperativos sordos,
entrampémonos en el devenir del placer,
porque hoy mi pene no será el dios
que debe ser adorado.
Quiero pensar en ti, un poco más en ti, sólo en ti.
Así es que mírame con otros ojos,
tócame con otras manos,
acostúmbrate a mis nuevos ritmos,
acostúmbrate a que los días serán largos,
a que te amaré lentamente,
sin urgencias.
entrampémonos en el devenir del placer,
porque hoy mi pene no será el dios
que debe ser adorado.
Quiero pensar en ti, un poco más en ti, sólo en ti.
Así es que mírame con otros ojos,
tócame con otras manos,
acostúmbrate a mis nuevos ritmos,
acostúmbrate a que los días serán largos,
a que te amaré lentamente,
sin urgencias.
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