
W. B. U.
Busco el silencio para pensar
cuando la tarde derrama sus sombras
y las garzas alharacas
anuncian que se van a dormir
en la copa de un hacinado aromo.
Me sigo ahogando
en el amplio océano de esta soledad
a la que estoy condenado.
Los vuelos de las garzas
son mudos arpegios
en el pentagrama gris del cielo,
pero tornan en alegatos huecos
por una rama vacía
que disputan con algarabía
en medio de aletazos tercos.
Cae la tarde y las golondrinas
apuran su último festín de insectos
dibujando infinitos universos
que se expanden, cansinos,
en la superficie del tranque de Rautén.
Los grillos aparecen en la tarde
como gotas rubias cayendo,
impenitentes y constantes,
al tranquilo pozo del crepúsculo
y no aparece el silencio que busco
porque tu ausencia me grita
desde el confín de la distancia
en el que estás.